jueves, 20 de agosto de 2009

CHIMPUM… CALLAO! CHIMPUM… CALLAO!
¡VIVA EL CALLAO!

martes, 18 de agosto de 2009

EJEMPLO DE FASCISMO CULTURAL

FIEL AL ESTILO DE PARE DE SUFRIR
(SIN PORTUGUESES Y UN “ESPECIAL DEL HUMOR” QUE HAGA EL REMEDO)

La manipulación es uno de los grandes y antiguos problemas de la humanidad, ella se ejerce desde la amistad, la familia, el trabajo, la cultura, la religión, la política, etcétera, y junto al amiguismo, el tarjetazo, la franela y la sumisión, generan otro problema de la que los peruanos, y porque no decirlo, el mundo entero, es victima de siempre. Valernos de la opinión parcializada o de la circunstancia fortuita para tener juicios sobre algo o sobre alguien, es una actitud por demás gaseosa, pedante y antojadiza. Si voy para Lima y alcanzo la semana de la comida criolla para fiestas patrias, puedo tener la idea que a la capital le va de lo mejor, que todo es festivo, color y felicidad: ¡Qué buen trabajo del alcalde! Si me encuentro con más supermercados, modernísimos: ¡Qué buen trabajo del alcalde! Si me encuentro con vías nuevas o renovadas: ¡Qué buen trabajo del alcalde! Y entonces, me debe quedar la idea y la figura, que los que viven en Lima la deben de pasar rebién. Más aún, si llego un día al Perú, de otro país, y encuentro a nuestro Presidente Alan García, con la nariz roja, haciendo de claown, gozando de lo lindo con sus gestos atontados y su barriga de burócrata, debo creer pues que en el Perú, las cosas van bien y que nuestro gobierno se da el tiempo de hacer payasadas, para divertir o distraer a nuestro pueblo, olvidándose este de todo, eso es lo que siempre hacen nuestros gobiernos, allí pues están las magalis, las laura bozos, etcétera.

Todos, sabemos bien, que los problemas en nuestro país son muy profundos, no se trata de armar fiestecillas, comilonas, celebraciones, festivales, pasacalles, etcétera, que no son más que distractivos sesgados e interesados, que no reflejan realmente la idea o la problemática del asunto en cuestión. Es verdad que nuestro Estado tiene como hija no reconocida a la Cultura en nuestro país, la tiene abandonada y la desprecia. A veces, una que otra vez, le alcanza algún mezquino mendrugo de pan para sentirse bien consigo mismo y darse ínfulas, y eso todos lo sabemos, no es sabiduría de algunos. Pero, ese mismo estado o gobierno a la que la señora hace alusión y critica, es el mismo estado partidario que envió a Carlos Mendoza, a través de la amiguísima del Presidente, Cecilia Bácula, persona intratable, a no ser que se le acerque gente que usa su mismo perfume raro.

No se puede ir a una ciudad y tener una opinión o juicio de valor, sobre su gente, sus instituciones o intelectuales, por un día o unos cuantos días que dura la estancia. Eso es perezoso. Por otro lado, es extraño reconocer a personajes con un explicito, recontrarefrito y abierta actitud socialisticoide, apoyando a otros personajes que tienen como santos de sus repisas de habitación a iconos funestos como Mussolini, Hitler, Stalin, etcétera, haciendo pues alarde con su comportamiento de aprendices de fascistas. Pues nuestro director del INC, no hizo más que tener, desde el momento que llegó, una actitud afrentista, inconciliadora y quebrantadora de muchas de las cosas que se habían logrado y que eran parte de proyectos que se estaban encaminando.

Es verdad, nuestra ciudad, asistía desde hace mucho tiempo a una dejadez organizacional, administrativa, por parte de sus mismas autoridades culturales, pero, la realidad es que nosotros, Conglomerado Cultural, como Institución Cultural Independiente, hemos luchado y bregado duramente por realizar los cambios en el proceder de nuestras autoridades, intentando impulsar una administración con mayor honestidad de los pingues fondos que otorgaba el estado. Conglomerado Cultural, fue, y es, la primera Institución Cultural Independiente, que denunció el modo de hacer y deshacer de nuestro Casa Cultural.

Cuando el advenedizo director llegó al Instituto Nacional de Cultura, la gente dentro y fuera de la Casa Cultural, celebró su llegada. Celebró que destruyeran nuestro panel donde las personas, que entraban y salían a toda hora libremente, podían leer la literatura lambayecana en creciente, enterarse de las denuncias que realizábamos casi todos los días. Celebraron que nos cerraran las puertas para no hacer vida literaria en la casa cultural de todos los lambayecanos. El Conglomerado Cultural fue el primero en denunciar los problemas de ingesta de alcohol dentro del recinto, permitido por la administración. Celebraron, que a sus propios conciudadanos, artistas lambayecanos, los sacaran, solo porque no dejábamos que las cosas sigan igual, porque queríamos que la historia presente de la Cultura en Lambayeque sea otra. Y esos mismos que celebraron la actitud ignominiosa contra el Conglomerado Cultural, no tardaron en darse cuenta y ser victimas, de esa misma administración que aplaudieron, que lejos de hacer valer sus intereses, empezó a conculcarlos y crear imposiciones que poco a poco fueron dejando en apertura la terrible corrupción que continúa detrás de tanta gigantografía, afiche, serpentina, ruido y suntuosidad lúbrica. Esos mismos, luego llegaron a pedirnos ayuda y expresarnos todo lo oscuro que estaba sucediendo en el Instituto Nacional de Cultura.

Bajo ese mismo criterio o condicionamiento, debimos celebrar pues el gobierno de Fujimori, que conculcó la democracia, eliminó personas en contra de su gobierno, acalló opiniones, sesgó y parcializó actividades y presupuestos, para poder salir a la palestra y aparecer como el salvador mediático del estado. Eso mismo ha pasado en nuestra Cultura Chiclayana, creía, mucha gente, incluyendo artistas de nuestra misma orbe que se dejaron deslumbrar por la pintura y la candileja, que el ruido y la distracción dicharachera, era signo de que se estaban haciendo las cosas bien. Error constante en nuestros pueblos latinoamericanos, que lejos de apelar a su criterio objetivo, nos dejamos llevar por apasionamientos que siempre, siempre, traen consecuencias negativas. Y sino pues, por toda la bulla que hace Alan García, en el canal del estado y las otras televisoras, sobre su “Perú avanza”, deberíamos creer que la cosa le va bien a todos y que nuestro País es un paraíso.

Por fortuna, existen testimonios concretos de nuestra lucha cara a cara con el fascismo cultural que se inició hace tres años. He acompañado a Nicolás Hidrogo todo este tiempo, y el sabe que mi posición es indeclinable cuando se trata de defender las causas justas, y es entonces que no he podido dejar de sentirme identificado con la soledad de su denuncia, a la que ya estamos acostumbrados. Pero no podía hacer menos. Allí, están los cientos de artículos denunciando desde un inicio los problemas que nos vendrían al aceptar a un director foráneo y advenedizo. Allí, están las cientos de entrevistas en radios, televisión, diarios, donde denunciábamos, el modo abusivo como se nos trató en nuestra propia casa cultural, lástima que el poder terminó por fascinar a muchos medios periodísticos y como siempre pasa, loaron el poder infame de Carlos Mendoza Canto.

Entonces señora María Soto. Debería ser más coherente con su posición idealista, puesta esta actitud la aleja totalmente de su tendencia partidaria. Debería tener más certeza de lo que habla y no tener la opinión sesgada de la amistad o la extraordinaria visita a nuestra ciudad. Siempre se debe tener cuidado cuando se opina sobre la problemática o las personas de la ciudad a la que uno no pertenece. Así como criticamos alguna vez la opinión de nuestro excelente escritor Mario Vargas Llosa, (obviamente haciendo distancia de las comparaciones como escritores) hablando sobre nuestro país desde de la comodidad extranjera, así, no podemos dejar de sentirnos cuando usted se atreve hablar sobre algo que no tiene una opinión objetiva más que por su asistencia a uno de los muchos festivales de teatro que realizó Carlos Mendoza, actitud que demostraba como dejaba huérfana al resto de actividades culturales, apoyándolas mezquinamente para justificar su dizque “total apoyo a todas las artes”. Si así, de modo facilista, se crítica el gran teatro de la realidad, todos nos aprestamos a acudir a la gran comedia, en la que los Chiclayanos seamos el público pasivo de siempre, que no tengamos otro recurso que cruzarnos de brazos y reírnos de las payasadas de su grandes puestas en escena de los poderes, autoridades, gobiernos, etcétera. Por fortuna, tienen Conglomerado Cultural para rato, sin mordaza, sin sesgos, sin parcializaciones, sin claudicaciones. Sépase pues, aquí no hay refritos ni calentados, eso se lo dejamos a los de pensamiento retrogrado e involucionante, aquí hay independencia total para poder tener la libertad de opinar, criticar y decir.

Marcoantonio Paredes
Chiclayano, Lambayecano, Promotor Cultural Independiente

martes, 11 de agosto de 2009

MIS CUENTOS

Cuando la noche prefiere ser pérfida

..mirándome al espejo,
he descubierto un extraño,
por que al fin y al cabo,
yo mismo no me conozco.
A nadie le debo nada,
pero yo mismo me embargo,
los míseros ideales,
que no he cumplido con pagar sus reales...
De la canción “Confesiones” (Los Mojarras)


¡Uyyy! ¡Ayy! ¡Hasta el fondo mi amor! ¡Empuja! Y su trasero gordo y blanco se movía de modo insospechado para ella y mucho más para él. ¡Mi amor! Interrumpió la mujer. Mátame el zancudo que tengo en la pierna derecha. Ella no podía, estaba agachada, muy agachada. Marcelo palmoteó la pierna de Ana con una satisfacción pasmosa. Las nalgas de Ana al batirse iluminaban el rostro de Marcelo quien podía ver como estas rebotaban a cada agitación. ¡Los zancudos mi amor! Le decía ella mientras las sensaciones le ganaban a las picaduras. Un vientecillo frío endurecía las nalgas de ambos y a su lujuria. Pero nada interrumpía el momento. Los cañaverales cual paredes mudas, acompañaban la escena con movimientos y sonidos del rozamiento de sus hojas, como sí ellas también sexuaran. Marcelo sujetaba muy fuerte a Ana. Ella con las manos en el alto borde de un surco se colgaba de todo el ímpetu de él. El vestido le cubría la cabeza, pues había sido levantado hasta dejar los senos colgando, expuestos al bárbaro manoseo de las manos de Marcelo. Este se dio cuenta que los zancudos hacían un festín del trasero de Ana. ¡Debe ser que es tan blanco, y como la luz les atrae! Se dijo Marcelo mientras espantaba a los insectos.
¡Mamáaa! El llanto jodía a Marcelo. ¡Mamáaa! El llanto atormentado abría un sendero de los cañaverales. ¡Mamáaa! Tengo miedo... ¡Los zancudos me pican! ¡Mamáaa! Mi hermanito se durmió! Y el llanto solo era oído por la noche ciega, sin luna y sin estrellas. ¡Mamáaa! Y su angustia quebrantó todo en la profundidad de su alma y sus ideas. Todo quedaría marcado para siempre por esa infausta circunstancia. Ella no entendía. No concebía nada. Sólo oía gritos y graznidos de posesos. ¡Mamáaa! Y su grito sofocado por sus mocos no alcanzaba a nadie... A nada... Ni a su madre...
¡Caray! Otra vez ese sueño, otra vez retratado yo en esa imagen. Marcelo se despertó confundido en ese conflicto de emociones: la angustia de los niños y la lujuria de esa mujer. Si solo fue mi suspicacia. Se repetía en sus adentros. La oscuridad de su cuarto le impidió evadir las visiones. Y todo apareció de nuevo. La noche del domingo recorrió su mente.
¡Sube, sube! ¡A Mochumí... A Mochumí! Hay asiento atrás señora... ¡Señor! Hay asiento atrás. Dos juntos. El cobrador insistía. La hora pasaba carajo. Wilbor y yo teníamos que llegar pronto. Por fin la pareja subió. La mujer de por lo menos treinta y siete años llevaba a sus dos pequeños. Un varón que tenía apariencia de cinco años, con un corte redondo, parecía un menudo y rechoncho curita. La niña tenía ocho años, de colas como de historieta, carita muy redonda. Los globos que llevaban en la mano, aporrearon el rostro de todos al subir. El niño se parecía mucho a la mujer. Su pareja, que se quedó en la entrada detrás del asiento del chofer, masticaba chicle. Tenía el rostro de ebrio nervioso. Era un cholo piel curtida y miraba el exterior todo el tiempo.
¡¿Mamá, a dónde vamos?! Inquirió la niña angustiada. ¡Calla... Calla! Le dijo la madre susurrándole preocupada, la que estaba a mi lado. Llevaba a su niño en las faldas al que besaba de vez en vez en la mejilla. La mujer olía a licor. Es un hecho que habrían salido de una fiesta: un bautizo, un cumpleaños, algo así. La combi avanzaba entre la oscuridad de la carretera. Por esos lares sólo se podía ver lo que la luz del móvil alumbraba. Una estridente y bulliciosa canción de Tony Rosado sonaba en la radio del vehículo, eso distraía a fuerza a los pasajeros. El rostro del hombre surgía como más embriagado en cada metro que avanzaba la combi. Iba en silencio, como concibiendo el pecado.
¡¿Mamáaa, a dónde vamos?! Inquirió la niña más angustiada aún. ¡Cállate...! Le susurró nuevamente la madre, esta vez molesta. La niña avergonzada opta por observar también el camino desconocido. Aún estábamos lejos de Mochumí. Ya eran las ocho y cuarenta y cinco de la noche.
De súbito. ¡Baja... Baja!. Gritó el cobrador. Bajó el borracho y lo siguió la mujer y sus dos niños. El paraje aún era oscuro, todo estaba colmado de cañaverales verde endrino y no había ninguna casa a la vista. La combi arrancó y dejó que la pareja se esfumara en el horizonte oscuro. Y mi pensamiento se sofocó en mis angustias de humano, de alma, de ser. Y estos no alcanzaban a nadie... A nada... Ni a la madre...

La Despersonalización de la Obra Artística



Si bien es cierto el título del siguiente trabajo se refiere a la obra artística en general, lo propuesto en las siguientes líneas es observable en cualquier campo de la actividad del arte, es decir, la pintura, la poesía, la narrativa, el teatro, la música, etc.; de tal modo que para mayor comprensión y simplificación lo plantearé en el trabajo literario (poesía y narrativa). Mi propuesta obedece a la creciente desnaturalización esencial del arte en la actualidad. Desde que con la Revolución Rusa hubo la apertura del "arte comprometido" y luego los que no acudieron a la vertiente se les declaró "arte por arte", se ha ido confundiendo asuntos como para que sirve el arte, para que existe, quienes hacen el verdadero arte, etc., etc., y con ello se ha justificado una serie de conceptualizaciones absurdas del mismo, llegando a crear en muchos casos un arte inservible que no obedece a ninguna de las dos "vertientes" existentes de la producción de la obra artística. Esto es consecuencia de la compleja psicología humana actual: confundido, confunde todo. Ante lo que escribo ahora muchos levantaran su voz de protesta, altaneras y los eruditos en la materia se verán ofendidos frente a esto. Yo solo intento volver a las fuentes reales del arte y sus funciones esenciales, alentado por la voluntad de la humanidad representado de forma singular en mi esencia.



II. Del Arte y su Obra


Existe una gran cantidad de libros adornando bibliotecas intentando definir lo que es arte. Una gran cantidad de páginas sobre tratados de arte discurren sobre la conceptualización del arte y sus funciones. Para fastidio de los tratadistas voy a decir que el arte tiene una sola definición, sencilla, simple y concreta: "es el medio por el cual se captan las efusiones esenciales de la naturaleza intentando transmitir su belleza intrínseca y con ello su sabiduría". Su función, única, irreemplazable y original: "sensibilizar al individuo motivando la constitución esencial de su ser y la animación de sus aspectos trascendentales". Esto es en resumen la significación a tanta argumentación inservible que no hace más que complicar las cosas. No existe "arte por arte" o "arte comprometido", ninguna obedece a la real dualidad de la naturaleza (Positivo y negativo), los dos son una misma cosa. El arte por un lado tiene ese aspecto liberador de las efusiones naturales e independientes del hombre y por otro, éste, se debe hacer con el compromiso de trasmitir la sabiduría recepcionada. Lo que si se ha generado con todo este conjunto de proyecciones o ejecuciones del arte es que este tenga un evidente aspecto positivo y otro negativo, válgase llamar arte objetivo y arte subjetivo. El arte objetivo, es aquel que trasmite la esencia de la belleza y su sabiduría, conllevando con ello a la regeneración del individuo, liberando aspectos virtuosos. Por otro lado, con relación al arte subjetivo, no necesitamos más que observar las actuales condiciones en la que se encuentran las expresiones artísticas, degeneradas y sirviendo de detonante para despertar en el individuo las más bajas pasiones. A la luz de estas definiciones, claras, concisas y objetivas, podrían nacer dos preguntas que una sería contestada con la respuesta de la primera: ¿Quiénes hacen el arte objetivo?. Sin ambages, el arte objetivo es realizado por personas que tienen la calidad de Iniciados y captan concientemente las efusiones de la naturaleza y realizan arte para los Iniciados. Los no Iniciados o "entendidos" se embarcan en interpretaciones atrevidas, necias y díscolas sobre el trabajo de estos, logrando confundir al resto. El hombre en sí mismo actualmente tiene una complejidad psicológica terrible que enturbia su sensibilidad para captar los símbolos, tanto de las expresiones de los Iniciados como los de la naturaleza. Este hombre es el que intenta interpretar muchas obras artísticas de Iniciados (La última cena, la biblia, el Werther, la iconografía moche, la quinta sinfonía, la Walkiria, las pirámides de Egipto, el evangelio apócrifo de Judas, Eclesiastés, etc.), teniendo una infinidad de enunciados, seudo-verdades, en la que, en muchos casos, nuclean personas creyendo encontrar en ello el camino de la liberación, a la cual intrínsicamente, todos, más o menos, confluimos.

La interpretación de la obra artística, o para ser más claro, ya cogiendo el hilo conductor del asunto que me atañe, la obra literaria, es imposible. El creador en la actualidad, en su condición psicológica, el no Iniciado, crea para sí mismo, subjetivizando el tema, abstrayéndolo a tal punto que resulta ininteligible para todos, aquel que logra eso actualmente es un "gran poeta" y quien interprete o analice un "gran interprete", y si no se logra ninguno de esos aspectos, se escudan en que no es para el tiempo o en el cacareado polisemantismo. Nadie los va entender nunca, porque ni los creadores son iniciados, pues no crean arte a través de los símbolos universales, ni los que interpretan tienen esa categoría. Pero, podría ensayarse otra pregunta: ¿Y porqué algunos escritores tienen un mensaje parecido al Iniciático?. No todo es blanco y negro, como en todo hay grises y pues hay que reconocer que algunos artistas ensayan tanto sus cualidades sensibles, con la cual todos nacemos y logran captar, recepcionar, algunos mensajes de la naturaleza, con lo cual se tendría a los artistas concientes de su trabajo artísticos y otro tanto, los más, inconscientes de lo que hacen, solo sirven para causas universales e ignotas y un ejemplo de esto, muy cercano, es la del escritor Dan Brow y su Best Seller el Código da Vinci, que ha servido para despertar el interés en muchos temas controversiales e importantes, nada nuevos, sino ocultos y tan antiguos como la misma naturaleza.



III. Conclusiones


Todo lo existente en el mundo esta cubierto por un halo de mentira y de verdad. No podemos saber si lo que observamos es real o espejismo de nuestra soberbia existencial. El arte, la obra literaria, no está exenta de esa vorágine y no podemos culpar al arte en sí mismo, es el hombre que ha complicado el mundo por sus terribles pasiones y sus ambiciones desproporcionadas. ¿Qué podemos proyectar en nuestra actual condición humana? La psicología debe cobrar nuevamente un papel preponderante en el descubrimiento de los factores de la degeneración y la involución de las cualidades humanas. El artista, ¿qué ensaya en su obra artística actual? Muchos entendidos aspiran algún día llegar a entender y captar las reflexiones ajenas: Imposible. El hombre se volverá cada vez más complejo y lo que produce también, en todos los campos del quehacer humano. Esto conllevará a dos posibles consecuencias: a abstraer más las mentes o conciencias de muchos, o a despertar la conciencia de otros pocos. El mensaje último de este trabajo será que los artistas, último bastión de las sensibilidad humana, sean, antes que todo, auto-censuradores de su propio estado interior, de modo que podamos vibrar, para bien de los observadores, de otra forma, con otro aire, con otra voz, con otra expresión, con otra letra y eso trae consigo una desperzonalización de la obra artística.